Si padeces eccema u otras enfermedades cutáneas como piel sensible, acné o irritación, quizás sepas cuáles son los factores desencadenantes que te pueden provocar un brote: por ejemplo, tomar el sol en exceso, utilizar jabones fuertes, tomar determinados alimentos o simplemente tener un día estresante. En el caso concreto del eccema, estudios recientes indican que, además de los factores genéticos, hay una serie de factores ambientales, irritantes físicos y alérgenos que pueden causar un brote o contribuir a él.
Como hay tantos aspectos de nuestra vida diaria que pueden agravar las afecciones de la piel, llevar un diario dermatológico puede ayudarte a detectar los factores desencadenantes que afectan a tu piel. Un diario dermatológico también puede servir para recordar ciertos hábitos recomendables.
Recuerda que tu diario dermatológico no sustituye a un diagnóstico médico. Acude siempre a un profesional sanitario si te preocupa tu piel o si los problemas cutáneos afectan a tu vida cotidiana. Consulta a tu médico antes de introducir cambios significativos en tus hábitos cotidianos (por ejemplo, excluir de tu dieta determinados alimentos).
Como en cualquier diario, para mantener la motivación de escribir una entrada cada día debes buscar la forma de anotar la información que mejor te funcione. Tal vez prefieras escribir antes de acostarte en vez de actualizar el diario durante el día, o utilizar notas en tu teléfono móvil en lugar de llevar un diario en papel. Sea cual sea el método elegido, deberás registrar el estado de tu piel y cualquier cosa que haya sucedido durante el día y creas que pueda afectar a la piel.
Distintos factores que pueden afectar a la piel
A continuación, se indican algunos factores que tal vez consideres útiles anotar en tu diario, aunque puedes añadir otros.
Irritantes físicos
Los irritantes físicos de la piel pueden contribuir de forma importante al eccema y otras irritaciones cutáneas. Mantén un seguimiento de esos posibles factores desencadenantes llevando un registro de los materiales o productos que entran en contacto con la piel. A continuación, se indican algunos ejemplos:
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Maquillaje y brochas de maquillaje, así como productos para la hidratación o limpieza de la piel, que pueden contener irritantes.
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Recuerda lavar periódicamente tus brochas y pinceles de maquillaje y respetar la fecha de caducidad de sus productos de maquillaje (por ejemplo, la máscara de pestañas debe desecharse al cabo de 3 meses).
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Productos dermatológicos, como crema de manos o crema corporal.
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Productos para el cabello, que también pueden irritar el rostro.
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Perfumes.
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Jabones y geles, en particular los muy perfumados.
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Detergentes para la ropa y productos de limpieza domésticos.
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Prendas de vestir, prestando atención a los diferentes tejidos.
También es útil controlar qué productos aplicados sobre la piel resultan útiles en caso de irritación, registrando el momento y la frecuencia de aplicación .
Determinados alimentos pueden provocar brotes de eccema u otros síntomas, tanto en niños como en adultos. Mantén un seguimiento de los alimentos que consumes y de las posibles reacciones: en las personas con eccema, los efectos pueden aparecer horas o incluso días después de tomar el alimento en cuestión.
Como en cualquier persona, una alimentación sana es importante para la salud y el bienestar generales. Puedes consultar recomendaciones personalizadas a un profesional médico o un dietista, pero existen algunas recomendaciones de carácter general:
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Toma mucha fruta y verdura: la Organización Mundial de la Salud recomienda consumir un mínimo de 400 gramos diarios de fruta y verdura, ya que es una excelente fuente de fibra alimentaria, vitaminas y minerales y puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas, como algunas enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
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Mantén una buena hidratación: se recomienda que los adultos beban diariamente de 6 a 8 vasos de agua.
Antes de suprimir de tu dieta determinados alimentos, consulta a un médico general o un alergólogo, que podrá establecer un diagnóstico confirmado y recomendar el modo de proceder. Es importante saber que los alimentos no afectan a todas las personas con eccema u otras enfermedades cutáneas, y que los cambios en la alimentación no basados en un diagnóstico confirmado pueden provocar problemas más graves.
El estrés puede afectar a la piel, y mantener un seguimiento de los factores estresantes y periodos de estrés no solo permite saber cómo te afectan en tu caso concreto, sino que también pueden ayudarte a enfrentarte a ellos.
Parece lógico que tus hábitos de lavado puedan contribuir a determinadas irritaciones de la piel. Resulta útil saber si determinados cambios en tus hábitos de lavado han tenido repercusión en la piel; pero, además, el diario dermatológico también puede ayudarte a mantener los buenos hábitos. Algunos aspectos que deben registrarse son:
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¿Afecta a tus irritaciones cutáneas la frecuencia con que te duchas, te bañas o te lavas la cara?
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¿Existen determinados jabones o emolientes que ayudan a tu piel o la perjudican?
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¿Sigues unos hábitos de baño y ducha adecuados, como usar agua templada en vez de caliente y no frotarse con la toalla al secarse?
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¿Con qué frecuencia te tocas o te rascas las zonas de piel irritada en el cuerpo o en el rostro? ¿Supone una diferencia no rascarse?
Recuerda que llevar un diario dermatológico no sustituye al diagnóstico de un profesional médico, pero puede ayudarte a conocer mejor tus afecciones cutáneas y empezar a cuidarlas.