Cómo tratar las grietas en el pezón, y seguir amamantando
Decidiste dar el pecho a tu bebé y te han salido grietas en el pezón. Tranquila, busca ayuda y seguro que todo acaba bien. En la mayoría de casos se curan y se puede seguir con la lactancia.
Estabas tan ilusionada con la llegada de tu bebé, con darle lo mejor, que no dudaste ni un segundo en amamantarlo. Sabías que la lactancia materna era una fuente de beneficios para el bebé, y por eso ahora, cuando dar el pecho ya no es un placer, tienes dudas. ¿Seguir o abandonar? Buscar ayuda cuanto antes te ayudará a tomar la decisión que más te convenga, porque para el bebé es importante tu leche, pero aún lo es más que tú estés bien. En este post te mostramos pautas para el cuidado de la piel durante el periodo de lactancia.
¿Cuál es el problema?
Te duelen los pezones, puede que te hayan salido grietas e incluso que te hayan sangrado. Las grietas, esas pequeñas heridas en el pezón, sabemos que duelen. Incluso podríamos decir que duelen mucho, sobre todo si se infectan. Por eso, para evitar que sangren y aumentar así el riesgo de que se infecten, hay que estar atentos a los primeros síntomas: el pezón está sonrosado o enrojecido, como si se hubiera escaldado.
Disfruta de la lactancia
Dar el pecho no duele, o al menos no debería, pero es habitual que durante las primeras tomas se sienta alguna molestia. En estos casos, lo mejor sería preguntar a la matrona o a alguna persona especializada, porque este malestar, por mínimo que sea, te dice que hay algo que se puede mejorar.
Seguro que es la manera en cómo el bebé se agarra al pecho. Suele ser la causa principal de la mayoría de los contratiempos que las madres vivimos con la lactancia materna. Y así, como es la más frecuente, también es la más fácil de solucionar. Hoy en día no solo cuentas con el apoyo de tu matrona, tu ginecólogo y el pediatra de tu bebé, sino que también tienes a tu alcance la experiencia de otras madres. Los grupos de apoyo a la lactancia son una fuente de ayuda donde todas las madres son bienvenidas. Si buscas, seguro que encuentras uno cerca de tu casa. Y verás lo bien que te sienta poder compartir con otras mujeres todo lo que está pasando en esta nueva etapa de tu vida.
¿Qué causa las grietas en el pezón?
Existen varias razones. Estas son las más comunes:
Un agarre inadecuado del bebé al pecho. Esta es la causa más común. Al principio nadie está seguro de hacerlo bien. Como te hemos comentado, el dolor es el mejor indicativo. Si no hay dolor, todo va bien. Realmente no hay una posición ideal, porque dependerá de los pechos de cada mujer y del bebé, aunque sí es importante que este tenga gran parte del pecho en su boca y no chupe del pezón.
¿Qué hacer?
- Mejora la posición del bebé al pecho. Asegúrate de que el pezón y parte de la areola de tu pecho están dentro de la boca de tu bebé. Él extrae la leche mediante los movimientos de la mandíbula y la lengua, no chupando del pezón. En YouTube encontrarás vídeos que explican cómo colocar al bebé para darle el pecho, aunque siempre será más eficaz que consultes con tu matrona, tu pediatra o un grupo de apoyo a la lactancia. Si has tenido un parto por cesárea, es probable que necesites ayuda.
- Evita ofrecerle chupetes o biberones hasta que la lactancia esté totalmente establecida. Es la manera de librarse de la “confusión de pezón”. La técnica que se usa con estos objetos es muy distinta, y puede dificultar la lactancia materna, por eso se recomienda esperar.
- Continúa con la lactancia materna si puedes. Hay estudios que dicen que interrumpir la lactancia materna durante algunos días reduce la probabilidad de que puedas continuar con la lactancia a largo plazo. De todos modos, si el dolor es muy intenso y necesitas dejarlo, puedes probar a extraerte la leche, manualmente o con un extractor. Así le seguirás dando a tu hijo el mejor alimento que le puedes ofrecer.
- Utiliza una crema, por ejemplo, Bepanthol Pomada Protectora Bebé. Esta crema protege y cuida tu pezón.
- Ponles tu propia leche. Aplicar un poco de tu leche en el pezón después de cada toma y dejarla secar puede curar las grietas, gracias a sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas.
Candidiasis mamaria. Si el dolor en el pezón empeora después de dar el pecho y continúa pasada una hora, es posible que tengas una infección por hongos (una micosis o candidiasis). Se trata de un hongo que se presenta de forma natural en ciertas zonas de la piel. Uno de cada 20 recién nacidos desarrolla una candidiasis oral que puede haberse transmitido por la lactancia materna. Aunque el pezón puede continuar con su aspecto habitual, es posible que pierda el color, se ponga brillante e incluso que se inflame un poco.
¿Qué hacer?
- Consulta con tu médico o comadrona para confirmar el diagnóstico. Te pueden prescribir una crema antimicótica que deberás aplicarte en ambos pezones y en la boca del bebé, una vez finalizada la toma. Continúa con la lactancia materna, lávate las manos después de cambiar el pañal y esteriliza los chupetes del bebé.
Infecciones bacterianas. En una tercera parte de los casos, el dolor en los pezones se debe a la bacteria Staphylococcus aureus que vive sobre la piel sin causar daños. Sin embargo, cuando penetra en las grietas del pezón desencadena una inflamación. Dolor en el pecho, escozor, síntomas febriles similares a una gripe y secreción de los pezones suelen ser las manifestaciones más habituales.
¿Qué hacer?
- Pregunta a tu doctor/a o comadrona cuál es el mejor tratamiento. Cremas antibióticas o incluso comprimidos, en casos más graves, suelen ser la solución. Un estudio ha demostrado que el 79% de las mujeres con grietas en el pezón que han desarrollado una infección por Staphylococcus aureus, mejoró con antibióticos por vía oral y solo el 5% desarrolló una mastitis (inflamación del tejido mamario causada por la acumulación de leche). Por el contrario, solo el 9% mejoró sin tratamiento antibiótico y el 30% desarrolló una mastitis
Más allá de las grietas
La mastitis es otras de las causas que suele hacer que las madres abandonen la lactancia materna. Aproximadamente 1 de cada 10 mujeres que amamantan desarrolla una mastitis. Suele causar ardor y dolor de la piel del pecho, puede aparecer una mancha roja que duele al tocarla, así como fiebre y malestar general. La mastitis surge cuando los conductos de la leche se obstruyen, ya sea porque el bebé no vacía totalmente tu pecho o porque no mama con frecuencia.
¿Qué hacer?
- Aplica compresas calientes sobre el pecho. Eso estimulará el flujo de leche y te ayudará a drenar los conductos obstruidos. Para la inflamación, coloca al bebé en el lado doloroso primero, masajea cualquier nódulo duro para estimular el flujo y exprime la leche que queda después de la toma.
- Consulta al médico si tus síntomas no mejoran en 12 a 24 horas, ya que es posible que tengas que tomar antibióticos.
Siempre que puedas…
- Evita lavarte el pecho antes y después de las tomas. Esto favorece la aparición de las grietas. ¿Por qué? Porque se elimina la secreción grasa de los tubérculos de Montgomery (los bultitos de la areola) que protegen la piel de esa zona del pecho.
- Utiliza alguna protección que impida el roce del pezón con el sujetador o con la ropa. Por ejemplo, existen unas cazoletas con un orificio en medio que mantienen el pezón aireado.
- Trata de no usar jabones fuertes y cambia los discos absorbentes con frecuencia.
- Y si lo necesitas, puedes tomar algún antiinflamatorio o analgésico, como el paracetamol o el ibuprofeno, que mejorarán los síntomas y no perjudicarán al bebé.
Cuando la causa es el bebé
El recién nacido también puede presentar condiciones físicas concretas que influyan en su modo de mamar.
- Un resfriado o una otitis pueden estar dificultándole que abra la boca lo necesario para que pueda agarrar parte de la areola del pecho.
- Una anquiloglosia, o frenillo sublingual corto, también puede ser un impedimento. Esta telita que hay debajo de la lengua si es muy grande no permitirá al bebé poner la lengua debajo de la areola. El pezón rozará continuamente entre la lengua y las encías del bebé, lo que acabará provocando las grietas en el pezón.
- El mentón tirado hacia atrás o retrognatia también requiere colocar al bebé en el pecho de un modo concreto, porque, si no, la lengua lastimará el pezón.